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domingo, 23 de octubre de 2011

Paradigma imperial: Arco de Constantino, Anfiteatro

Constantino fue un tío tan malo, tan malo, que le atormentaba morir y que los dioses le castigaran. Así las cosas, cuando le dijeron que el dios de los cristianos le perdonaría cualquier canallada sin más que solicitarlo, planificó convertirse y se bautizó poco antes de morir.
El arco del triunfo de su nombre es una prueba más de su hacer. Lo mandó construir con el expolio de otros monumentos. No tiene nada original. Pero si lees la inscripción principal notarás lo ambigua de su opinión para con paganos y cristianos (políticamente correcto).


Pero más emblemático fue el Coliseo (y con peor uso). Hasta 50.000 espectadores estuvieron yendo, por pura diversión, para ver cómo mataban a 1.000.000 de personas.



Y el caso es que hoy las cosas no van mucho mejor.
Como dice El Cabrero:

      De escombros,
   van a hacer de la tierra
   un basurero de escombros.
      Nos llevan de guerra en guerra
   con la ignorancia al hombro
   sembrando luto y misera.


jueves, 20 de octubre de 2011

Río Tíber

¿Qué sería de Roma sin el Tíber? Al menos su leyenda fundacional sería diferente, porque la canastilla con Rómulo y Remo no se habría cruzado en el camino de aquella loba y habrían sucumbido a manos de su malvado tío.

El Tíber, como todos los dioses que se precien, tiene mala uva y a veces se desbordaba (pero los romanos ya lo tienen dominado y bien encauzado).

Aquí está una bonita vista nocturna tomada desde el Puente Umberto; al fondo se ve la basílica de San Pedro.


En la próxima entrada pondré el enlace al álbum de Roma.